Cerro Castillo, el refugio de los huemules

enero 31, 2022 - Marcelo Bauzá

Entrevista a Hernán Velásquez por Melissa Forno

El Parque Nacional Cerro Castillo, ubicado a 64 kilómetros al sur de la ciudad de Coyhaique, en la Región de Aysén, es una de las escasas zonas del país donde es posible apreciar huemules, especie en peligro de extinción.

Por sus características únicas, el “New York Times” lo incluyó este año dentro de su lista denominada “52 Places for a Changed World”, que marca tendencia sobre los destinos imperdibles para visitar. En su artículo, el diario destaca que los lugares escogidos no sólo ofrecen a los turistas paisajes impresionantes, también la oportunidad de contribuir a la conservación del medio ambiente y de mejorar las condiciones sociales y económicas de las comunidades locales.   

Sobre el Parque Nacional Cerro Castillo, el periódico destaca el trabajo que la Fundación Rewilding Chile, el legado de Tompkins Conservation, junto con CONAF y el Servicio Agrícola Ganadero (SAG), realizan para la protección del huemul.

Según cuenta Hernán Velásquez, administrador del Parque Nacional Cerro Castillo, desde el año 2016, “el parque tiene 143.502 hectáreas y las áreas de uso públicos no superan las 100. Estas últimas están conformadas por aproximadamente 50 kilómetros de senderos, dentro de las cuales hay seis zonas para camping. Todo el resto está destinado a la conservación”.

Senderismo en Cerro Castillo

En términos generales, dentro de los visitantes existe bastante conciencia sobre la importancia de la conservación de los huemules, dice Velásquez.

“Los turistas tienen una buena actitud cuando se encuentran con estas especies, ya sea en la red de senderos o en el tramo de 25 kilómetros de la carretera Ruta 7 Sur que atraviesa el parque”, destaca.  

“Es muy difícil revertir la situación de una especie en peligro de extinción, porque para ello es necesario realizar un plan de recuperación de especie y lo que tenemos es un plan nacional de conservación de huemules. Hoy se protege su hábitat y se intenta reducir las amenazas para su reproducción natural. Su tasa de natalidad es baja, cerca del 10%, las hembras se quedan preñadas a partir del tercer año y si encuentran un macho todos los años, puede llegar a tener 10 crías como máximo”, explica.

“Por ende, si tengo 10 hembras, es probable que tres o cuatro logren reproducirse (todos los años), debido a que no existe la suficiente cantidad de machos reproductores”, añade.

Las principales causan que han generado que hoy esta especie se encuentre en peligro de extinción  -dice Velásquez-  son la alteración de su hábitat natural debido a los incendios forestales, la caza en la época de colonización de la Región de Aysén, junto con las enfermedades transmitidas por el  ganado doméstico y la conversión de tierras para estos últimos, precisa Velásquez.

“De las 10 millones de hectáreas de la Región de Aysén, cerca de 3 millones se quemaron en la época de la colonización, por ende, los huemules perdieron una cantidad importante de su hábitat. Fue uno  de los factores, ya que antes (de la devastación) era posible encontrar ejemplares desde la Región del Maule hacia el sur. Todavía queda una pequeña población en las zonas de la Provincia del Ñuble y en Futaleufú”, advierte.

Actualmente, en el parque los monitorean con radio-collares, los que emiten una frecuencia y de esta forma se puede determinar, si hay hembras que han parido o especies heridas, ya que conocen la ubicación exacta del ejemplar.

“Generalmente, andan en grupos familiares y cuando las crías son hembras, permanecen hasta el tercer año con su madre, entonces, el  radio collar, posibilita, por ejemplo, encontrar cinco ejemplares”, explica.

Además, utilizan un sistema satelital, instalado por el SAG, para ver en el computador por donde están transitando. Junto con ello,  colocaron cámaras trampas en 60 puntos, que funcionan con sensores de movimiento, y que toman fotografías de los animales cada vez que pasan frente a los dispositivos, con el objetivo de ubicar nuevos ejemplares, conocer su distribución y analizar posibles amenazas. 

Los huemules son bastante dóciles, entonces, es muy fácil acercarse a ellos, ya que no tienden a arrancar cuando se encuentran con humanos, describe el administrador.

“Por tal motivo, a los turistas les estamos pidiendo que mantengan una distancia de 30 metros de observación, porque incluso es posible acercarse para tomarse una selfie con ellos y alimentarlos. Sin embargo, les pedimos que eviten hacerlo, ya que afecta el comportamiento normal de la especie, generando incluso que las hembras abandonen a sus crías y mueran de hambre”, precisa.

Los guardabosques además deben lidiar con el problema de los atropellos a los huemules. Desde 1997 contabilizan nueve ejemplares fallecidos por accidentes viales, dice. “Estamos tratando de buscar la forma de cambiar el reglamento de carreteras para que cuando una carretera cruce un parque nacional o un área protegida, la velocidad máxima para conducir sea 60 Km/hr, ya que hoy son 100 Km/hr. El objetivo de modificar la velocidad es que el chofer alcance a frenar si se le cruza una especie”, detalla.

Huemules en Cerro Castillo, Aysén.