El año perdido

abril 7, 2020 - admin

Hasta hace unas semanas, el mercado residencial en Chile se estaba preparando para un marzo movido en lo social, pero con la perspectiva de recuperar cierto grado de estabilidad tras absorber el impacto de un trimestre lleno de incertidumbre.

Según nuestra medición en salas de venta en el primer bimestre de este año, la producción de departamentos caía 4% en relación a octubre 2019. En tanto, el stock aumentaba 18%. En esos cuatro meses, la venta mensual se desplomaba 17% y los meses para agotar stock subían 42%.

El precio aún no reflejaba plenamente el impacto del estallido social, ya que los departamentos nuevos subían 2% en relación a octubre y los usados 6% en el mismo período.

Pero a principios de marzo todo cambió y de un proceso gradual de estabilización, pasamos a la parálisis absoluta.

La entrada en escena del Covid-19 (Coronavirus), que ha hecho volar por los aires la economía mundial, llegó finalmente a Chile. Los efectos sobre el empleo y el crecimiento económico son evidentes, y al parecer la recuperación no dependerá tanto de la profundidad de la crisis como de su duración.

La pandemia provocada por el virus está teniendo un impacto notablemente negativo en el crecimiento mundial, el transporte de pasajeros y en las bolsas. El costo es hoy en día incalculable, ya que no nos enfrentábamos a un escenario así desde hace un siglo, cuando la gripe española mató a más de 30 millones de personas.

Desde que se decretó la cuarentena obligatoria en las comunas del sector oriente de Santiago, una parte de la población entró en pánico y las visitas a las salas de ventas se desplomaron. Ante la imposibilidad de salir a la calle y con una significativa inestabilidad laboral en buena parte de la economía, todo hace prever el colapso absoluto de las ventas en el corto plazo.

Según información de las encuestas que actualmente está realizando Inciti en salas de venta, la actividad inmobiliaria está paralizada, porque si bien muchas empresas están funcionando en línea, la venta se cierra en el punto físico. Todo demuestra que el impacto será muy fuerte en el corto plazo y que, cuando salgamos de esto, el sector necesitará algún mes más de recuperación, ya que la gente deberá solucionar primero problemas más inmediatos que la compra de vivienda.

Seguramente lo que estamos viviendo tendrá un impacto muy significativo en la industria inmobiliaria durante todo este año.

Fundamentalmente por la incertidumbre creada, la drástica reducción de la actividad económica, la destrucción de empleos y la disminución de la riqueza de los posibles compradores de una vivienda. Esta situación debiera provocar la baja de los precios, lo que probablemente ocurrirá a partir de julio cuando comience a verse actividad nuevamente en el mercado.

Es de esperar que otro efecto de la crisis sean mayores exigencias de la banca para financiar nuevos proyectos ante la disminución del ritmo de ventas, lo que sin embargo debiera estabilizar el nivel de producción del mercado. Con menores niveles de producción, también debieran bajar los costos de construcción y los costos de los materiales al dilatarse en el tiempo la contratación de las obras.

Quizá no sea un año perdido, pero debemos trabajar semana a semana para entender cómo será el nuevo mercado inmobiliario cuando la pandemia pase.