Así funcionará la primera banca ética en Chile

octubre 27, 2021 - Marcelo Bauzá

Entrevista a Alejandra Jaurés por Melissa Forno

Alejandra Jaurés, abogada, coordinadora de las áreas de impactos de la Banca Ética Latinoamericana, cuenta el trabajo que está realizando para poner en marcha, en 2022, una banca ética en Chile, que durante los primeros tres o cinco años estará destinada solo a empresas u organizaciones, para luego abrirse a las personas naturales.

Para hacerlo, siempre tuvieron en mente el modelo de Triodos Bank, institución financiera que nació en Países Bajos y que luego, tras su éxito, se expandió a España y al resto del mundo.

Uno de los motivos que llevó a la creación de la entidad hace cuatro décadas, fue que negocios cuestionados, como la fabricación de armas, recibían financiamiento de la banca tradicional, explica Jaurés.

-¿Cuáles son sus diferencias respecto de los bancos que operan en Chile y en el mundo?

– Una de las claves – dice Jaurés – es que no invierte en instrumentos especulativos y solo financian a empresas u organizaciones que generen un impacto positivo a nivel social y medioambiental.

 -¿Cuándo comenzó el proyecto de la Banca Ética?

– En Chile, hace 4 años. Su propósito es constituirse como banco en 2022, cumpliendo todos los aspectos regulatorios. Sin embargo, el proyecto contempló antes de crearse como banco, abrir una plataforma de inversiones, llamada Doble Impacto, que tuviera por objeto crear el equipo de las personas que conformarán este futuro banco y también abrir la cartera de personas y empresas que serán sus eventuales clientes”.

– ¿Puede explicar el objetivo de la plataforma Doble Impacto?

– Buscamos gestionar financiamiento para empresas y organizaciones que generen un impacto positivo en las personas y en el medioambiente. La banca ética, para nosotros, no solo es una institución que tiene a las personas en el centro, sino que también funciona con principios que son fundamentales para ella. Por ejemplo, a diferencia del modelo tradicional, invertimos solo en economía real, no hay especulación.

– ¿Cómo se aseguran que estas empresas u organizaciones buscan un impacto positivo?

-Se realiza una evaluación integral de riesgo. Tenemos una estrategia de inversión en esta plataforma – que será la futura del banco- que definió tres grandes sectores para invertir: medioambiente, desarrollo social y educación y cultura. Se hizo un diagnóstico sobre cuál es el escenario que enfrentamos hoy en Chile, las principales falencias, necesidades y carencias que existen, en relación a los sectores mencionados. Por lo tanto, todas aquellas organizaciones que trabajen por cubrirlas y alcanzar un desarrollo humano sostenible, pueden ser financiadas a través de Doble Impacto. Evaluamos a cada empresa postulante según qué hace y cómo lo hace: ¿cuáles son sus políticas internas de sostenibilidad con el medio ambiente, con sus trabajadores, etc.? Por ejemplo, financiamos colegios que entregan educación de calidad; la construcción de viviendas sociales;  fundaciones, entre otras líneas.

-¿Cómo hacen la evaluación de riesgo?

– Como cualquier institución financiera, pero con esta mirada de impacto muy transversal. Hoy el equipo de Doble Impacto está conformado por personas que vienen de la banca tradicional y que manejan el tema, pero actualmente hacen una evaluación de riesgo desde una perspectiva distinta entendiendo cada uno de los rubros que financia la plataforma.

-En el caso de la Construcción: ¿cómo analizan si una empresa cumple con los requerimientos que ustedes piden para financiar?

-Por ejemplo, las constructoras que están haciendo viviendas sociales u obras y espacios públicos, hoy contribuyen a generar un hábitat más inclusivo y sostenible y, para ello, analizamos cómo están desarrollando esos proyectos. Por ejemplo, si diseñan o construyen viviendas sociales con los estándares de calidad que hoy se exigen; que estén emplazadas en un territorio rodeada de servicios y no aisladas; con espacios públicos como plazas, mejores veredas, centros deportivos y sedes sociales. En el caso de que el desarrollo esté emplazado en una zona rural, consideramos si permitieron un mejoramiento de la conectividad. Todas las constructoras que están trabajando en eso, para nosotros están contribuyendo a generar un hábitat más inclusivo y sostenible y, desde ese punto de vista, podrían ser financiadas. Además, consideramos cómo lo hacen: cuánto le pagan a sus trabajadores, qué políticas tienen de prevención de riesgo, qué materiales utilizan y cuál es su cadena de proveedores. Lo anterior, pensando no en financiar a un grupo que haga todo perfecto, sino también en cómo  vamos transformando la industria y midiendo las mejoras que están realizando en su cadena productiva.

¿Cuando comience a operar en 2022 la banca ética, solo trabajará con empresas o también con personas naturales?

-Al principio, solo como una banca de empresas, al menos durante los primeros tres o cinco años. Luego se abrirá a las personas, quienes podrán abrir cuentas corrientes, tal como lo podrían hacer en otras instituciones financieras. Hoy somos una plataforma de inversiones que gestiona financiamiento para empresas y tenemos personas naturales que están invirtiendo en proyectos que Doble Impacto gestiona. Entonces, evaluamos a una organización que pide financiamiento, estructuramos el capital que necesita de acuerdo al flujo a futuro que tendrá, porque todos los modelos de negocios tienen distintos planteamientos sobre cómo devolver ese dinero. Esta última parte también la vemos desde la perspectiva de una banca ética, para que sea un endeudamiento sostenible en el tiempo que a la organización le permita realizar su trabajo y seguir haciéndolo en el futuro con, ojalá, mejores estándares.

-¿Cómo determinan esa viabilidad?

-Cuando las organizaciones piden financiamiento, las evaluamos y estructuramos. Normalmente, miramos el flujo futuro de la organización a un año o de acuerdo a lo que a dure el proyecto para lo cual se está solicitando el dinero y vemos cuándo podrá empezar a devolverlo. Una vez que nosotros analizamos el flujo de caja de la empresa – donde vemos todos sus ingresos y gastos – y la organización está en un punto de equilibrio para comenzar a devolver la plata, se estructura la devolución del financiamiento. En síntesis, el financiamiento se estructura a  medida y se sube a nuestra plataforma. Aquellos inversionistas que están inscritos en Doble Impacto, deciden, de acuerdo a qué es lo que hacen las empresas y a la estructura de financiamiento publicada, a quién le prestarán el dinero. Nosotros reunimos todo el dinero y luego con la empresa gestionamos la firma de un pagaré – que está individualizado con todas las personas naturales que están prestando – y la empresa se compromete a devolverles el dinero a ellos en los términos y condiciones que estructuró Doble Impacto. Hoy funcionamos como una asesoría de estructuración financiera para las empresas y para los inversionistas, como una plataforma donde pueden invertir. Nuestros inversionistas están vinculados a la banca ética y comprometidos, ya que están invirtiendo su dinero en empresas que están generando impacto, a diferencia de hacerlo en los instrumentos tradicionales que hoy existen en la banca, donde muchas veces no se sabe en qué está invirtiendo la institución financiera.  Incluso, muchas veces, lo hace en negocios que son contrarios a nuestros principios y no tenemos “ni pito que tocar” en decidir dónde va invertir, ya que lo hace en un fondo A, B, etc.

– ¿Cómo evalúan a las personas que invierten en la plataforma?

-A las personas naturales les pedimos que firmen una declaración que tiene que ver con el origen de los fondos. No hacemos un análisis del impacto de ellas. Nos transfieren el dinero y nosotros, a su vez, a las empresas.

-¿Es posible que en Chile la banca ética pueda competir con la tradicional? -Sí, es posible, ya que no es una idea que se le ocurrió a algunas personas en Chile. Existe en el mundo hace más de 40 años. Surgió en Holanda (actual Países Bajos), expandiéndose por Europa y hoy hay bancos que funcionan con estos lineamientos en casi todos los continentes. Además, hay una alianza mundial de bancas éticas y en Latinoamérica, en general, las organizaciones vinculadas a esta alianza están relacionadas al micro-crédito, pero no a bancos como los que conocemos. Hace varios años, surgió la idea de instalar un banco con estas características, se hizo un estudio de pre-factibilidad para ver si era posible y arrojó que sí lo era. El modelo que nosotros miramos es el de Triodos Bank. El proyecto ha tomado bastante fuerza y ya se están realizando todas las gestiones para obtener la licencia y ser banco. Creemos que la banca tiene que plantearse poder financiar organizaciones que de verdad están cambiando el mundo y solucionando los problemas que hoy tenemos y no financiar a aquellos sectores que siguen generando un daño al medioambiente: en energía, en construcción, existe un sinfín de rubros donde la banca ética puede estar involucrada. La banca ética surge en oposición a bancos que, por ejemplo, financian a la industria armamentista o de hidrocarburos pues se planteó que, si seguía existiendo una banca dispuesta a financiar esos negocios, nunca dejarían de existir. Por el contrario, muchas organizaciones que necesitan financiamiento para mejorar los problemas que tenemos tienen muchas dificultades para acceder a la banca o no tienen un financiamiento que se ajuste a sus necesidades.